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miércoles, 22 de mayo de 2013

Liderazgo Zero



'Liderazgo zero'

Fuente : Expansión & Empleo

Las empresas están llenas de líderes tóxicos que se hacen daño a sí mismos y a los demás. Ayudarles a cambiar es posible, pero primero hay conocer porqué actúan así.

 


Iñaki Piñuel, coach, formador y psicoterapeuta especializado en el ámbito directivo, defiende en Liderazgo zero un estilo de dirigir que se aleje de la tradicional forma del poder que se basa en la rivalidad, el autoritarismo, la envidia y la violencia. Este modo de trabajar, que así planteado parece una completa utopía, sí se puede desarrollar y poner en práctica, según el autor.

 

El primer paso para empezar a cambiar es averiguar las causas que nos llevan a actuar de esta manera. En el libro, que es el primero de una trilogía dedicada a proporcionar alternativas al liderazgo tóxico, Piñuel se centra en criticar con contundencia las estrategias directivas actuales y ahonda en los aspectos psicológicos que nos llevan a mantener unas relaciones profesionales donde no aparecen la humildad y la empatía.

 

El grueso de la obra se centra en el análisis de estos aspectos psicológicos. Es muy interesante la descripción de los tres tipos de tentaciones que acechan al líder. La primera es el falso camino a través de la fascinación que produce en los demás el éxito y la apariencia; es lo que Piñuel dice que provoca que la mayoría de los directivos quieran convertirse en alguien para los demás. Es la búsqueda de una valoración por parte de los campaneros que la propia persona no siente en los más profundo de su ser y que le obliga a vivir en una cadena de mentiras y en una continua simulación.

 

La segunda tentación es la ambición de tener. Ésta llega cuando ha fallado el intento de crearnos una imagen y buscamos en la apropiación de bienes una alternativa que nos proporcione la sensación de importancia.

 

Por último está la renuncia a la propia libertad y la identificación con otra persona. Convertirse en un clon supone rendir pleitesía y querer ser otro, lo que conduce a perder la propia personalidad y a estar totalmente desorientado a la hora de tomar decisiones. Estos ejecutivos se convierten en jefes intransigentes que ocultan su falta de ideas propias con modos autoritarios.

 

Tras este extenso análisis que deja una sensación de tristeza y desolación por el panorama en el que diariamente nos movemos, Piñuel da las pautas para realizar ese cambio de rumbo. La conversión comienza con disciplina, dice, y por asimilar una serie de verdades como que somos miméticos, envidiosos y que, sin saberlo, somos perseguidores y linchadores de los demás.

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