El daño que genera el proteccionismo en el transporte y en el desarrollo del sector | Un Mundo de Negocios

sábado, 8 de junio de 2013

El daño que genera el proteccionismo en el transporte y en el desarrollo del sector

Tierra, mar y aire: todos contra el AVE


El 'paraguas' estatal que protege a Renfe hunde a camioneros, aerolíneas, compañías de autobuses y navieros. Tras sufrir un descenso medio del 20% en su actividad, se plantean denunciar a la empresa pública ante Competencia.

 

Por Marisa Recuero, Mercados, El Mundo "de los negocios"

 


El sector privado no se corta un pelo. «El ferrocarril produce déficit público, mientras que el transporte por carretera, a través de los impuestos que gravan los vehículos y los carburantes, es la primera fuente de ingresos de las arcas públicas». Así de claro se manifiestan los empresarios del transporte contra el impulso que José Luis Rodríguez Zapatero le ha dado al monopolio de Renfe.

 

Ninguna empresa de transporte española avala el beneplácito que el Gobierno le otorgó a esta empresa pública en materia de subvenciones. Es más, se atreven a asegurar que estas ayudas llegan, incluso, a la alta velocidad, que tiene prohibido recibirlas, dando pie a que el AVE no compita en igualdad de condiciones con el resto de los modos de transporte.

 

Renfe recibió transferencias del Estado por más de 600 millones de euros en 2007, según la última memoria del grupo público recogida en un informe del transporte realizado por la organización empresarial CEOE. Casi la mitad lo destinó a compensar las pérdidas de la empresa. En el caso del negocio de la alta velocidad y larga distancia, ese año registró pérdidas cercanas a los 100 millones de euros.

 

La ley no permite dar ayudas a este modo de transporte concreto. Sólo los trenes de Cercanías y de media distancia pueden recibir subvenciones. Sin embargo, las tarifas aplicadas por Renfe en los servicios de alta velocidad pueden interpretarse como «ayudas del Estado», en palabras de los empresarios. Sobre todo teniendo en cuenta que Renfe prevé pérdidas hasta el año que viene, momento en el que los servicios de AVE comenzarán a ser rentables, según las estimaciones de la compañía.

 

Las tarifas de la alta velocidad españolas se codean con las alemanas, francesas e italianas. Los españoles llegan a pagar entre 14 y 20 céntimos de euro por kilómetro, en la línea Madrid-Sevilla y Madrid-Barcelona, respectivamente. ¿Caro o barato? Lo que está claro es que el AVE no está hecho para el bolsillo de todos los ciudadanos.

 

Pese a ello, el tráfico de pasajeros en este modo de transporte sigue creciendo. Los últimos datos revelan que más de 23 millones de personas usaron el AVE para sus desplazamientos, cinco millones más que un año antes. En el primer semestre de 2009, la cifra de viajeros registrados por Renfe ascendía ya a 11 millones de personas. Sin duda, el tren de alta velocidad es el único transporte que se ha salvado de la crisis que atraviesa el sector.

 

Éste es el motivo por el que el resto de empresas reclama igualdad de condiciones al Gobierno. De hecho, algunas organizaciones relacionadas con el transporte por carretera y aéreo estudian recurrir a la Comisión Nacional de Competencia por los «precios subvencionados», como los califican ellos mismos, de la alta velocidad.

Aerolíneas, empresas de transporte de mercancías por carretera, compañías de autobuses, navieras, armadores y empresas de logística. Todos contra el auge del AVE por una única razón: el impacto económico sobre el resto de operadores de transporte es «insostenible».

 

En la carretera, el tráfico de viajeros cayó más de un 20%. Pero lo más grave fue el descenso que sufrió el negocio del transporte de mercancías, cuyas caídas se cuantificaron hasta en un 70%, consecuencia, sobre todo, de la crisis de la industria del automóvil. En el sector aéreo, la difícil situación que atraviesan las aerolíneas dejó a la flota española con 120 aeronaves menos y 13 millones de asientos sin usar. En el mar, el 10% de la flota de barcos está amarrada en los puertos, a lo que se suman las paradas estacionales que sufren los barcos. En el sector de la logística, la actividad se redujo un 20%.

 

Este pésimo escenario lo completan las 130.000 personas que se quedaron sin empleo en el negocio de transporte de mercancías por carretera, las 7.000 empresas que desaparecieron en el sector este año y la reducción del 12% que sufrieron las plantillas de los operadores logísticos en lo que va de año.

 

En materia portuaria, el tráfico de mercancías cayó por primera vez, el año pasado, después de toda una década de subidas. En 2008, las toneladas transportadas descendieron una media de un 2%. La Bahía de Cádiz fue el puerto más afectado. En este caso, el descenso del tráfico llegó a rozar el 31%, frente a Ferrol-San Cibrao, donde aumentó más de un 16%, según los datos que maneja Puertos del Estado.

 

No cabe duda de que el transporte mueve la economía, pero lo evidente es que ese crecimiento no es posible si el tráfico de mercancías y de viajeros se enquista. En palabras del empresario Lorenzo Chacón, presidente de la Federación Española Empresarial de Transporte de Viajeros (Asintra), «es vital que, con la que está cayendo, todo el sector tenga una voz».

 

Este panorama revela, sobre todo, que el transporte privado de mercancías y viajeros apunta como el segundo negocio, después del turismo, que precisa un plan de choque para reactivar su mercado. Que sirva de ejemplo el apenas 3% de cuota de mercado que tiene el sector privado en mercancías ferroviarias en España. El problema es que Renfe lo monopoliza todo: mercancías y viajeros.

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