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lunes, 3 de junio de 2013

El Intercambio, La firme resistencia de la verdad



Publicado el 26-12-2008

por : Ignacio García de Leániz Caprile, consultor de RRHH

 

Cuando Christine Collins se niega a aceptar el supuesto hijo que el Departamento de Policía de Los Ángeles le restituye, el acoso psicológico que comienza únicamente podrá contrarrestarse por su adhesión a la verdad.

 

9 de marzo de 1928. Christine Collins (Angelina Jolie) es una eficaz supervisora de un equipo de operadoras de la Pacific Telephone. Abandonada por su marido al nacer su hijo hace siete años, el niño espera en casa a la vuelta del colegio hasta que su madre acaba su jornada laboral. Sin embargo en tal día Christine comprueba al regresar del trabajo que su hijo Walter Collins ha desaparecido y lo denuncia al Departamento de Policía de Los Angeles (LAPD), sin conocer el grado de corrupción e ineficacia de dicha organización.

 

A partir de este esquema introductorio basado fielmente en un hecho histórico, la maestría de Clint Eastwood que cada año se confirma como el gran heredero de John Ford va a exponernos con extremada dureza pero de forma magistral, la génesis, desarrollo y consecuencias del que la LAPD acabará ejerciendo sobre la señora Collins para encubrir sus graves carencias organizacionales y morales.

 

El acoso psicológico

 

El estudio del fenómeno del mobbing en las organizaciones suele distinguir cuatro fases del mismo que en la película se despliegan nítidamente:

 

Conflicto: actúa como antecedente catalizador del hostigamiento y acoso posterior que implica el mobbing. En nuestro caso, una vez que Christine Collins rechaza al hijo putativo solicita consecuentemente a la autoridad policial que prosiga la búsqueda de su verdadero hijo raptado. La negativa de la LAPD a reconocer un posible error de identificación y por tanto la necesidad de reabrir el caso, desencadena un conflicto irresoluble ante la terquedad mostrada por la madre. La entrada en escena del Reverendo Briegleb (John Malkovich) famoso por sus denuncias desde el púlpito de los usos y abusos de la todopoderosa LAPD, polariza más aún el antagonismo al prestar su apoyo personal y mediático a la inerme señora Collins.

 

Estigmatización: se inicia con la adopción por algún miembro de distintos comportamientos hostigadores sobre la persona objeto del mobbing y se extienden los ataques gradualmente por parte del resto del grupo o colegas. Siguiendo esta dinámica destructiva, en la película se desencadena un estremecedor proceso de desacreditación de la veracidad y salud mental de la madre en cuestión. En esta fase la organización en nuestro caso la LAPD decreta cuál es la verdad, con independencia del plano real. Aquí es el Departamento y no la realidad palmaria quien determina que el hijo otorgado a Christine Collins es más verdadero que la evidencia que pueda tener una madre respecto al fruto propio de su maternidad. Al fabricarse así la realidad y por tanto la verdad, es inevitable en la lógica fatal de El proceso de Kafka desarrollar los hostigamientos psíquicos y vejatorios que ha de sufrir la señora Collins por parte de diversos responsables del Departamento. Con todo, y a pesar de la brutalidad de las vejaciones, nuestra heroína resiste: Este no es mi hijo, dice con la humilde fuerza de la verdadera verdad.

 

Intervención organizacional: supone un escalón más en la dinámica de todo proceso de mobbing, en la que se involucran ya no personas sino la propia entidad. Así, al hacerse insostenible la situación creada, la organización tenderá inevitablemente desde algún escalón superior a tomar medidas oficiales orientadas a desprenderse de la persona origen del conflicto. En nuestro caso, Clint Eastwood muestra la conspiración de los altos mandos de la LAPD para ejecutar el ingreso legal de Christine Collins en un manicomio estatal: queda así justificado el diagnóstico clínico emitido por parte de los psiquiatras de la propia LAPD en el que la madre figura como una mujer paranoica. Parecía como si las prácticas estalinistas proyectaran su sombra siniestra en determinada orilla de la Costa Oeste.

 

Marginación o exclusión: si en el mundo empresarial el empleado objeto del mobbing acaba excluido de su entorno laboral y aislado socialmente, de forma análoga nuestra protagonista queda separada del mundo por las celdas del Centro Psiquiátrico, como se nos muestra en escenas de singular dureza. Y sin embargo a pesar de la degradación psico-física a la que está siendo sometida, los castigos padecidos y el oprobio del entorno, Christine Collins resiste: Este no es mi hijo, sigue diciendo cuando se niega a aceptar firmar un acta de retractación aun sabiendo que eso le permitiría salir del infierno. Así de obstinada es la realidad, nos dice Eastwood, y así de verdadera es la verdad por muchas mistificaciones que se nos impongan. Y es precisamente la evidencia de la verdad la que sostiene contra viento y marea la dignidad y auto-estima de nuestra protagonista, resistiendo los embates del mobbing: el proceso kafkiano se derrumba.

Epílogo

 

Tampoco son los tiempos económicos actuales y Clint Eastwood lo sabe muy bien nada favorables para la verdad. Más bien lo contrario, cuando contemplamos atónitos cómo se está haciendo de la mentira virtud financiera a escala descomunal. Tal vez más que nunca sea necesario obstinarse por la verdad, también la contable. Por alto que sea su precio, como el espectador verá que fue para esa pertinaz heroína llamada Christine Collins, tan verdadera.

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